lunes, 27 de junio de 2022

PUENTE DE TRIANA




PUENTE DE TRIANA (Breve historia de su salvación)

Este aporte procede de las declaraciones del Académico e Ingeniero sevillano de Caminos, Canales y Puertos, Manuel Ríos Pérez (1938) durante las diversas y amplias entrevistas realizadas por ABC, Diario de Sevilla y otros medios de comunicación con motivo de habérsele concedido en 2020 la Medalla de Honor de su Colegio a nivel nacional y de rotular el Ayuntamiento de Sevilla en 2021 una plaza, en el Casco Antiguo de la Ciudad junto al Puente de Triana, con la denominación «Ingeniero Manuel Ríos», ya que fue el Director de las obras que impidieron la desaparición, durante la década de 1970, del emblemático Puente de Isabel II.

Así pues, enlazamos y resumimos las manifestaciones, que hemos considerado de mayor interés, relativas a la salvación del Puente:

Del interesante y bello sistema ideado por Polonceau para el parisino Puente del Carrusel (1834) surgió el que los también franceses Steinacher y Bernadet mimetizaron para el trianero Puente de Isabel II (1852), en sustitución del antiquísimo, articulado y problemático Puente de Barcas. Pero esa idea, esa solución estructural, era escasa en rigidez y deficiente en el reparto de sus esfuerzos, sin apenas poder soportar los crecientes efectos dinámicos. Por eso, los franceses transformaron su puente en uno de hormigón armado.

Obviamente, el Puente de Isabel II tuvo los mismos problemas, por lo que el entonces Ministro de Obras Públicas encomendó la solución definitiva al Catedrático de Puentes, Carlos Fernández Casado, quien -de acuerdo con sus informes de de 1957 y 1958, en los que aseguró que la estructura de hierro fundido se encontraba al límite de su resistencia- se decidió por un nuevo puente de hormigón pretensado, cuyo proyecto no estuvo redactado hasta finales de 1964, sin que se llegara a ejecutar por no armonizar con la futura Red Arterial de Sevilla, lo cual obligaba a la redacción de un proyecto modificado que, por suerte, se demoró hasta el cuarto trimestre de 1973. Para mayor carambola, en la madrugada del Viernes Santo del año siguiente (1974), al regresar a su barrio la cofradía de la Esperanza de Triana, el Puente vibró en demasía y saltó al unísono el revuelo. El clamor por el conservadurísmo del viejo puente metálico fue amplio e intenso.

Ante esa situación la Jefatura Regional de Carreteras, bajo la dirección de Rafael Candau Parias, le encargó a Manuel Ríos redactar un informe sobre el problema creado, así como dirigir las obras de la solución que se tomara. En dicho informe advertía lo que supondría para Triana y para Sevilla la desaparición del querido puente de Triana. La decisión ya no ofrecía dudas.

Como al problema estructural se le unía otro fundamental, el de la resistencia de los estribos, pilas y zapatas del puente de Triana, que a todas luces resultaba insuficiente, el proyecto que desde la Jefatura se remitió a la Dirección General de Carreteras refundía el diseño y cálculo de un tablero autoportante (es decir, apoyado sólo en estribos y pilas mediante dos enormes y pesadas vigas-cajón por tramo) que se le había solicitado al catedrático de Estructuras Metálicas, Juan Batanero García-Geraldo, y el informe de la empresa «Cimentaciones Especiales» a quien se le encargó una serie de sondeos con el fin de determinar las profundas acciones necesarias para un exhaustivo refuerzo de estribos, pilas y zapatas, así como para el fortalecimiento de las cimentaciones.

La Obra se adjudicó, mediante Concurso-Subasta, por algo más de 80 millones de pesetas a ARGINSA, una compañía de mediano tamaño, Durante la misma, sufrí bastante, aunque disfruté mucho más; especialmente cuando, tras la reglamentaria prueba de carga estática, decidí efectuar una prueba dinámica más real con los camiones en movimiento. Con ésta, el puente brincó tan desenfrenadamente que algunos de los asistentes huyeron despavoridos. Pero al concluir supe con certeza que el singular Puente de Isabel II (que había sido declarado Monumento Histórico Nacional en 1976, el mismo año del inicio de las obras) estaba salvado e iba a ser y es único en el mundo.

La inauguración de nuestro bellísimo Puente de Triana, ya asegurado y restaurado, se efectuó el 13 de junio de 1977 y estuvo presidida por el Ministro de Obras Públicas, el Alcalde de Sevilla, el Gobernador Civil de la Provincia, el Director General de Carreteras, el Teniente de Alcalde Delegado de Triana y el Jefe Regional de Carreteras, quienes recibieron de mí como Ingeniero Director de la Obra mediante paneles y ante numerosos sevillanos,, las oportunas explicaciones de los trabajos ejecutados.”

Por mi parte, quiero añadir a esta recopilación una pregunta. ¿Sería distinta Sevilla sin el Puente de Triana? Para mí, evidentemente sí.

Saludos cordiales 

Feliciano Robles

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