En el soportal del Teatro de la Maestranza hay una pequeña, pero significativa estatua dedicada a Wolfgang Amadeus Mozart que universalizó el nombre de Sevilla con dos de sus óperas, Las bodas de Fígaro y Don Giovanni, esta última inspirada en Don Juan Tenorio.
Este monumento se inauguró en 1991, con motivo del II centenario de la muerte de este genio musical, y fue realizado por el escultor y pintor sevillano, ya fallecido, Rolando Campos. Antes de la ubicación actual estuvo ubicada varios años en el Paseo Colón, pero sufrió vandalismo y en 2004 tuvo que ser desmontado y restaurado y ubicarlo donde se encuentra en la actualidad.
La obra representa al artista inclinado sobre una silla, con un violín, una partitura y una pluma en la mano. Se alza sobre una base de granito gris, de manera que pudiera ser disfrutada por todos los sevillanos y se evitara su deterioro.
El día que se inauguró el monumento se celebró una misa concierto en la Catedral de Sevilla en la que la Sinfónica de Sevilla interpretó el Requiem de Mozart, acompañada del Coro del Principado de Asturias. A su vez, a la misma hora, en la Catedral de Viena se celebró otra misa en la que también se escuchó el Requiem de Mozart.
Se da además la circunstancia de que se celebraba esos días en Sevilla una reunión preparatoria de la Exposición Universal del 92, con la asistencia de numerosos presidentes de las diferentes autonomías de España, que asistieron con el presidente de la Junta Manuel Chaves al concierto de la catedral.
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