viernes, 15 de julio de 2022

ALAMEDA DE HÉRCULES

 


La Alameda de Hércules se presenta como un espacio urbano peculiar y atractivo, muy concurrido, con multitud de terrazas de bares. Refugio de bohemios y artistas, es éste un lugar adecuado para relacionarse y conocer gente nueva. Lo es por su extensión, su origen y permanencia en el tiempo, su ambiente y evolución hasta hoy día, y también por sus cuatro característicos elementos monumentales que la enmarcan de Sur a Norte: sus cuatro columnas o “triunfos”.

En extensión, la Alameda cuenta con algo más de tres hectáreas de superficie, y unas dimensiones aproximadas de 480 metros de largo por 80 de ancho, siendo el espacio público urbano de mayor extensión en el interior del casco antiguo de Sevilla.

Conforma el límite occidental del barrio de la Feria, al que pertenece, en el distrito Casco Antiguo, siendo a su vez el lado oriental del barrio de San Lorenzo, en tanto que su extremo más septentrional pertenece al de San Gil.

Su origen se remonta al año 1574 cuando el Asistente (alcalde) de la ciudad I Conde de Barajas,  Francisco Zapata de Cisneros, drenó con acequias estos terrenos donde se iba a construir la alameda, que normalmente eran pantanosos, por las frecuentes crecidas del río Guadalquivir, los pobló con hileras de árboles frondosos y los adornó con estatuas y bellas fuentes que surtían a la población con agua procedente de la Fuente del ArzobispoFue el jardín público más antiguo de Europa.

En lo referente al equipamiento de la Alameda, se instalaron bancos y tres fuentes con esculturas mitológicas, todas desaparecidas, de Baco, Neptuno y las Ninfas. Y al ser un lugar muy espacioso, se decidió escenificar una alegoría dedicada a la grandeza y gloria de Sevilla, desde su pasado más remoto, por medio de dos figuras heroicas que culturalmente estuvieran vinculadas a la ciudad y aportasen una fuerte carga simbólica de proyección universal. 

Con esos objetivos en uno de sus extremos se colocaron  en 1578  dos enormes capiteles romanos de orden corintio y hechos en mármol rematando los fustes, cuenta la leyenda que fueron columnas sacadas de un templo romano dedicado a Hércules que existió en la calle Mármoles y encontrados durante unas excavaciones para restaurar una vivienda. Esta versión está desmentida en las ultimas investigaciones que indican que habrían sido encontrados en unos vestigios de termas de la calle Abades. Cualquiera que sea la verdad, fue relevante que  sobre estas dos columnas se colocaron dos esculturas, una dedicada a Julio César por haber sido el restaurador de Híspalis y otra dedicada a Hércules como mítico fundador de la ciudad de Sevilla. Ambas estatuas fueron realizadas por el escultor Diego de Pesquera, que también realizó la preciosa figura en bronce de Mercurio en el estanque homónimo de los Jardines del Real Alcázar.

En el otro extremo, en 1764, se colocaron otras dos columnas rematadas cada una con un león y un escudo, heráldica representando en una a España y a Sevilla en la otra, obras del escultor portugués Cayetano da Costa, autor, entre otras muchas obras sevillanas, del retablo mayor de la Iglesia del Salvador.

A finales del siglo XIX, la Alameda presentó su mejor estado siendo convertida en un paseo lleno de teatrillos, puestos y quioscos. Llegaron a haber hasta ocho quioscos, de estilo afrancesado, pero que desaparecerían tras la Guerra Civil (1936/39); marcando el período entre 1939 y 1954 el de la mayor decadencia de este paseo.

Posteriormente  y a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, se remozaron sus elementos ornamentales, incorporándose en 1968 un «monumento a la Niña de los Peines», obra del escultor Antonio Illanes Rodríguez, y en 1991 erigiéndose otro a «Manolo Caracol», siendo su autor Sebastián Santos Calero.

En 2009, y después de tres años de obras de remodelación, se reinaguró con un pavimento de baldosas de colores, y el mobiliario urbano renovado que incluyó desde las farolas hasta los bancos, las fuentes o las pérgolas. Además se ha aumentado la zona peatonal y de paseo, así como el número de árboles que le dan sombra a lo largo de sus amplios paseos.

Saludos cordiales

Volver al índice del Blog


No hay comentarios:

Publicar un comentario