viernes, 15 de julio de 2022

MONUMENTO A MARTÍNEZ MONTAÑÉS

Foto. F. Robles

    El monumento que hay en Sevilla, dedicado al escultor, imaginero y retablista, Juan Martínez Montañés (1568-1649), se encuentra en la plaza del Salvador. Aunque había nacido en Alcalá la Real (Jaén), se estableció en Sevilla y llegó a ser uno de los máximos exponentes de la escuela sevillana de escultura.

La realización del monumento fue promovida por un grupo de vecinos del barrio de San Lorenzo en 1916 y en 1920 se aprobó el proyecto presentado por Agustín Sánchez Cid.

La escultura se fundió en 1924, en los Talleres Codima de Madrid, por iniciativa del periodista Enrique Garro. Tras barajar la posibilidad de ubicarlo en la plaza de San Lorenzo o en la plaza de la Magdalena, finalmente, fue colocada en la plaza del Salvador. En 1967 este monumento se trasladó a una plaza junto a la catedral. En 1985 volvió a trasladarse a la plaza del Salvador, que ha sido su ubicación definitiva.

Este monumento está catalogado, por algunos estudiosos, como el mejor monumento que se hizo con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929 y es uno de los elementos más destacados e identificativos de la Plaza del Salvador.

Dicho monumento está compuesto por un pedestal cuadrangular con ángulos achaflanados de mármol blanco. En las esquinas sobresalen en relieve las figuras de ángeles, mientras que las facetas principales se reservan para las cartelas. La escultura, realizada en bronce, representa al escultor en posición sedente, portando en sus manos una gubia y una pequeña imagen de una Inmaculada Concepción.

Martínez Montañés comenzó su actividad artística dentro del movimiento clasicista del Renacimiento y más adelante participa de las tendencias del Barroco que introducen en su taller sus propios discípulos, entre los que se encuentran artistas de la categoría como  Juan de Mesa (Córdoba) y Alonso Cano (Granada). Se especializó en distintas facetas como imaginero de temas religiosos. Así, con carácter decorativo realizó magníficos retablos de gran valor para iglesias y conventos; y con carácter procesional creó magistrales imágenes para varias cofradías de la ciudad, que aún perduran. Fue conocido como "el dios de la madera" por sus contemporáneos.

Saludos cordiales


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