El palacio arzobispal es la residencia oficial del arzobispo titular de la Archidiócesis de Sevilla. Fue declarado Monumento Histórico Artístico en1969.
Ubicado al lado de la Giralda, en la céntrica Plaza de la Virgen de los Reyes, plaza donde acontece la salida de la Catedral de todas las cofradías durante la Semana Santa al formar parte de la Carrera Oficial. La plaza da acceso también a la calle Mateos Gago, uno de los principales accesos al barrio Santa Cruz. Tiene una extensión de 6.700 m² ocupando casi toda una manzana. A lo largo de los siglos se fue ampliando hasta que a mediados de siglo XVI en una de las reformas que se hizo lo dejó con la estructura que se puede ver en el presente.
La portada principal, es de estilo barroco, obra de Lorenzo Fernández de Iglesias y Diego Antonio Díaz, fue construida en el siglo XVIII, y está considerada una de las mejores obras del barroco sevillano, cabe destacar los colores albero y sangre de toro con que está decorada, colores que acompañan a otros edificios emblemáticos de la ciudad.
Del interior destaca su majestuosa escalera central realizada en mármoles de colores en un solo tiro y tres tramos que culminan en una amplia tribuna, levantada en el s. XVII por Fray Manuel Ramos[1] bajo el patrocinio del arzobispo don Jaime Palafox. El hueco de la escalera se cubre con un casquete oval decorado con pinturas de Juan de Espinal realizadas hacia 1775 durante el arzobispado de don Francisco Javier Delgado Venegas.
En las últimas décadas del siglo XVIII, el entonces arzobispo, Alonso Marcos de Llanes Argüelles, dotó y abrió la biblioteca del palacio. Además, realizó varios encargos al pintor José Suárez para la decoración del palacio.
Durante la guerra de la Independencia, fue utilizado como sede de la comandancia general del ejército francés y residencia del mariscal Soult y sus oficiales. Años después fueron los duques de Montpensier que estaban recién llegados a la ciudad, los que ocuparon sus estancias como vivienda ocasional mientras se realizaban obras en el palacio de San Telmo.
En cuanto a sus contenidos nada más cruzar el umbral de la portada lo primero que se puede observar son dos patios de estilo manierista construidos entre los siglos XVII y XVIII, el segundo posee una fuente del siglo XVI, detrás de este patio se encuentran las dependencias del Archivo General del Arzobispado y la biblioteca, que conserva toda la documentación eclesiástica de la archidiócesis hispalense, datando los más antiguos del siglo XIV, los fondos de este archivo está siendo reordenados y clasificados desde el año 1972 bajo la supervisión de la Institución Colombina habiéndose catalogados aproximadamente más de 13 000 legajos, unos 300 pergaminos y cerca de 800 libros llegando a ocupar más de 2.500 metros lineales.
También son admirables el salón principal con su techo pintado al fresco con setenta lienzos exaltando a la iglesia católica, y el resto de salones.
Además posee una importante colección de pinturas y esculturas del barroco sevillano, repartida por el palacio, superada únicamente en Sevilla por el Museo de Bellas Artes y la catedral, convirtiéndose en la tercera pinacoteca de la ciudad. A esto hay que añadir colecciones procedentes de las escuelas italiana y holandesa, también de estilo barroco.
Estos fondos pictóricos fueron catalogados en 1979 por Valdivieso y Serrera determinando que existen 296 pinturas, conteniendo obras que datan de los siglos XVI al XX, aunque la mayoría de ellos están datados entre los siglos XVII y XVIII
Su cercanía con la catedral hizo posible que antiguamente se comunicaran ambos edificios por pasajes o pasillos balconados.
Existe otro palacio de similares características en Umbrete, municipio sevillano, que era utilizado como residencia estival por antiguos arzobispos.
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