La Puerta de Córdoba es una de las antiguas puertas de la muralla de Sevilla y es una de las pocas puertas que tenía la Muralla de Sevilla que no fue demolida en el siglo XIX.
La Puerta de Córdoba , recibe este nombre debido a que era la salida natural de Sevilla hacia Córdoba. Junto con La Puerta de la Macarena y el Postigo del Aceite son las únicas entradas que aún existen en Sevilla.
Es una puerta almohade. La puerta en recodo se encuentra en una torre saliente con patio descubierto en el interior; y la capilla pequeña construida tras la remodelación del siglo XVI se situó sobre planta primera, con acceso a través de una escalera situada en su lado norte.
Se encuentra situada en la confluencia de la Ronda de Capuchinos con una calle que lleva el mismo nombre de esta puerta, en las proximidades de la Puerta del Sol ya desaparecida. El topónimo que la designa aparece registrado por vez primera en el Libro del Repartimiento y otros documentos relacionados del siglo XIII, tras la reconquista de la ciudad por las fuerzas cristianas.
Fue la única puerta de la ciudad que no fue afectada por las obras de reforma que se realizaron durante el siglo XVI, la causa pudo ser la escasa importancia que esta puerta tendría en relación a las comunicaciones y a las actividades comerciales de la ciudad, y a las otras muchas puertas importantes que ésta disponía a lo largo de su perímetro.
Sin embargo en 1569 la torre-puerta sufrió modificaciones, erigiéndose en ella una capilla y colocándose una lápida con referencia al martirio de San Hermenegildo. Y solo unas décadas más tarde, en 1600, se inició la erección de la iglesia paredaña que hoy existe, a instancias de Cristóbal Suárez.
Las llaves de la puerta las tiene la hermandad de San Hermenegildo desde el siglo XVI, cuando se le concedió su uso como capilla para venerar a San Hermenegildo, rey visigodo y copatrón de Sevilla, representado allí en imágenes y del que se decía que estuvo preso y fue martirizado en dicha torre-puerta.
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