lunes, 18 de julio de 2022

PALACIO DE ALTAMIRA

 


El palacio de Altamira, es es la actual sede de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Se trata de un señorial edificio construido a finales del siglo XIV por D. Diego López de Zúñiga. Justicia Mayor del Reino, mediante la reunión de varias casas colindantes. Su modelo era el Real Alcázar, inspirado ante todo en el estilo mudéjar. Durante los siglos posteriores fue recibiendo aportaciones de sus diferentes propietarios, llegando a ser casa de vecinos en mitad del siglo XIX. En 1990 el edificio fue catalogado Bien de Interés Cultural en su categoría de monumento.

El edificio se sitúa en lo que se denominó Puerta de la Judería, aunque en la actualidad se le conoce con el nombre que se le dio desde 1576, Puerta de la Carne.

La Judería de Sevilla se corresponde con el antiguo barrio judío que se extendía por los actuales de Santa Cruz y San Bartolomé, creado con la conquista de Sevilla en 1248. Pero a finales de siglo XIV la población atacó la judería saqueando y quemando casas y sinagogas.

El palacio es una yuxtaposición de varias edificaciones, destacando 2 núcleos arquitectónicos principales: el Palacio Real y el Palacio de los Azulejos. Destacan dependencias como la Qubba o Cuarto Real donde se conserva una colección de carpintería medieval, o el Aposento Ducal, donde destacan sus pinturas murales. También merece la pena la Huerta del Palacio, en la que se exponen piezas localizadas fuera de contexto.

Abandonado a mediados del siglo XX, se encontraba en ruinas hasta que la Junta de Andalucía se hizo con la propiedad del edificio para restaurarlo. La rehabilitación efectuada ha permitido la recuperación del edificio mediante un proyecto cuidadoso que ha puesto en valor los diferentes espacios del Palacio, ejemplo de intervención en el que la participación multidisciplinar ha permitido valorar adecuadamente las estructuras superpuestas del edificio. El proyecto de rehabilitación fue redactado y ejecutado por el arquitecto Francisco Torres Martínez, concluyendo las obras en 1999. Este proyecto se hizo con el fin de promover una rehabilitación integral de la antigua judería, por lo que otras dependencia de la Junta de Andalucía también se alojaron en estas calles.

La sala rectangular está simétricamente ordenada y cuenta con un gran espacio central, cubierto por un artesonado de madera, y dos saletas laterales con bóvedas sobre trompas donde están pintados los escudos de la familia de Altamira y Guzmán.

El palacio cuenta con un segundo patio de mayores dimensiones, 14 x 18 m., con arquerías en sus cuatro lados y se observa en su construcción dos momentos diferentes, uno correspondiente al lado que lo separa de la calle Céspedes, donde la arquería parece incluida en alfices y una de cuyas columnas cuenta con un capitel califal, y otro el correspondiente a las otras tres caras, cuyas arquerías parecen ser todas de fecha reciente.

De las dos escaleras actualmente existentes, la situada al fondo de la edificación parece ser original y la escalera más próxima a la fachada parece ser coetánea con ésta, de la época en que el palacio se convirtió en la casa de los Villamanrique.

La crujía de fachada aparece como una operación unitaria, ejecutada en el siglo XVII, destinada a proveer de fachada y de un cuerpo principal de habitaciones al conjunto de salas y patio principal que configuraban el antiguo palacio mudéjar. Se compone de dos plantas y entresuelo y tiene una profundidad de 7 m.

Otra transformación importante que afecta al edificio puede fecharse a finales del XIX, en que se adapta a casa de vecinos. De esta fecha deben provenir elementos tales como la pequeña edificación que ocupa parte del patio de entrada y las escaleras que unen la planta baja de la crujía de fachada con las entreplantas.

En el alzado destaca la portada principal abierta en arco de medio punto, con jambas y dintel moldurados que recoge el balcón principal. El paramento se divide en calles por pilastras pareadas y se remata por una cornisa con modillones a lo largo de toda la fachada. Sobre el alero de tejas aparecen dos buhardillas, rematadas por frontón curvo.

Las visitas permiten conocer lo que queda de diez siglos de historia del edificio además, en sus salas, se ha ubicado una rica colección de epigrafía en lengua árabe sobre madera, cerámica y estucos o el excepcional conjunto de artesonados, conservados in situ en varias estancias del edificio o expuestos como obras de arte en los muros del Salón del Trono.

Saludos cordiales

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